Excelente. Hemos terminado la ruta y hemos ido buscando un lugar donde comer. Mientras veíamos las ofertas, nos fijamos en los platos de otros clientes.. bastante cantidad. Pues nos sentamos, la camarera un encanto de persona.. y la comida muy buena. Te sirven además, con el menú, un litro de vino...
Un encanto de lugar, de comida y de dueños. Nos trataron con gentileza y mucha rapidez dejándonos degustar la comida y disfrutar del paisaje que nos envolvía bajo una afirmación: "en dos dias nieva, disfrutad del paisaje que en nada se cubrirá de blanco" y vaya si lo hizo. Una anécdota que demuestra la cercanía de los dueños del lugar.
En lo que a la comida se refiere, esa fabada asturiana ha resultado ser la mejor que me he comido en mi vida. Me hubiera llevado 30 como esas de no ser por los 12 kilómetros a pie que nos quedaban de vuelta y por la salud de mi pareja... de segundo pedimos secreto ibérico con sus patatas y el postre fue una tarta de queso. El precio fue muy bueno por la cantidad y la calidad, seguramente volvería.
La comida maravillosa, es casera y se nota. El menú sale por un precio más que aceptable (13 euros) con el que vas a comer y beber como un rey, la sidra, el postre y el agua incluidos en el menú. Tratan que da gusto y está en un sitio estupendo y con parking gratuito. Las habitaciones ni idea, pero visto lo visto seguro que se está mejor que en mi casa
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