Un lugar precioso en el que merece la pena parar si estás por la zona o si vas por la ruta de la plata.
La comida está buenísima (mención especial al lomo de ciervo) y la atención es muy buena, con recomendaciones 100% acertadas.
Excelente restaurante rodeado de castaños principalmente. Edificio de madera y un jardín con bonsáis de olivos, almendros, también tienen una huerta.
Además, hay un viñedo al lado del restaurante donde llevan tres años cosechando uva Rufete que es la autóctona de la zona y alguna otra variedad.
Comimos unos lomos de sardinas super recomendables y hamburguesas. La carne la tratan fenomenal. Y de postre, unas peras de cristal.
Para fines de semana recomendable reservar. Ahh... está abierto desde Semana Santa hasta los Santos.
Fuimos un grupo de amigos. Comida de 10, entorno inmejorable y buen servicio. Nos encantó. Repetiremos sin duda
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