Nos recomendaron este lugar unos amigos. Llegamos y había fila para entrar, honestamente nuestras expectativas eran altas. Debo decir que la champaña es muy muy buena y a excelente precio, sin embargo, el lugar no cuenta con sillas y nos tocó parados en una esquina terrible que estaba al entrar a la derecha. La comida es muy básica. Volvería sólo por la champaña peeero, nunca a esa esquina que nos asignaron, que además olía a cigarro y había mucha basura.
El segundo de nuestra ruta esa noche, el bar no es tan pequeño pero es uno de los concurrido, tuvimos que hacer una larga fila para encontrar un pequeño espacio en la barra. La persona que nos tocó realmente no era amable, quizás había tenido un mal día .
Su cava rosada es buenísima. Definitivamente quisiera volver a probar otras cosas en otro horario y con otro servicio.
Me encanta este local, es como una taberna.
Es un sitio centrado en cava, tapas y bocadillos, la comida en general está buenísima y el servicio es rapidísimo.
Llegamos y tuvimos que hacer bastante cola, pero en cuestión de 45 minutos entramos.
También me parece bastante barato para los locales que se pueden encontrar en Barcelona.
La única “pega” sería que es un lugar donde se come de pie. Para nosotros no fue un problema, merece totalmente la pena y al final también forma parte de su encanto.
Volveré.
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