Lugar castizo y costumbrista. Trato cercano y familiar. Nos atrevimos pidiendo gallo y dorada... ¡¡¡y quedamos encantados con la calidad y frescura!!! Riquísimo, el camarero nos contó que los camiones lo traen directamente del Cantábrico en su bajada a Madrid. Nos encantó sentarnos en la terraza con tantas plantas y flores. Sin duda, un hostal casero de los que ya quedan pocos mucho mejor que las áreas de servicio y gasolineras tipo franquicias con todo emplasticado, frío y artificial. ¡Repetiremos pronto!
A mi me ha resultado un sitio agradable para hacer un alto en el camino y de paso he probado la morcilla de Aranda y me he llevado una para casa.
Y la camarera sordomuda super amable y atenta. Me ha gustado encontrar una persona con ese trabajo de cara al público a pesar de su dificultad añadida 💪🖒
Extraordinaria atención de una muchacha que aun teniendo algún problema de dicción, ha resuelto estupendamente nuestras necesidades. A su vez, destacar que debido al frío y siendo un establecimiento que no permite animales, muy amablemente nos ha permitido entrar con nuestra mascota. Excelente¡
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