Uno de los mejores restaurantes para comer en Chulilla. Lo elegimos basándonos en las reseñas y fue todo un acierto. Hicimos la ruta de los puentes colgantes, aparcamos en el mismo parking de la entrada de la ruta y de ahí fuimos andando al pueblo, que está al lado (no merece la pena coger el coche y entrar). El restaurante está al lado de la plaza del pueblo y tiene una pequeña terraza con unas 4/5 mesas y zona interior (planta baja y un primer piso). Es un lugar muy bonito (decoración, ambiente...). Hay dos turnos para comer, al menos cuando fuimos (13:30h y 15:00h). En cuanto a la comida, hay opción de menú y carta. Nosotras pedimos de carta: ensaladilla de encurtidos, croquetas, calamares y solomillo en Parmentier. Nos encantó todo, pero el solomillo estaba súper jugoso. El Parmentier le daba un toque ideal. Llevaba una salsa de sobrasada que la quitamos por intolerancias. Recomendamos ese plato sin duda, al igual que las croquetas caseras. No pedimos nada de postre porque no podíamos más, pero nos quedamos con las ganas. Matizo que el café está buenísimo. Calidad-precio está muy bien, salimos a unos 22€ por cabeza y las raciones son generosas. No te quedas con hambre. Todos los camareros que nos atendieron muy majos y el servicio rápido. Recomendable reservar antes de ir, al menos en época de mejor clima, ya que sino no hay sitio.

Muy buena relación, calidad precio. Menús muy elaborados que distan mucho del típico menú barato de bar . El arroz con ciervo y ajetes está delicioso. Ambiente muy tranquilo. Servicio rápido