Jose Luis Reinaldo Salas Abad
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Llegué al restaurante después de revisar las buenas reseñas. Tenían razón. Es un restaurante administrado por los mismos dueños en el que se puede apreciar que han estudiado a fondo sobre el tema que les ocupa obteniendo un excelente resultado. La comida deliciosa, el vino de la casa muy bien escogido y la atención impecable. Cuando se hacen las cosas con pasión, como aquí es el caso, no puede ser otro el resultado. No dudaré en volver.
"Somos lo que comemos", una frase que encuadra perfectamente las experiencias de la pasada noche, no por nosotros, los clientes, si no por el servicio que nos atendió. El camarero, que intuyo sea el dueño o jefe de camareros, hablaba de los platos de la carta como si fuesen sus hijos. Se notaba la pasión por la comida, y nos la transmitía con la sonrisa y pasión digna de un cuentacuentos. Cada ingrediente era para él una elección acertada, que es lo importante a la hora de servir la comida a tus clientes. Y, lo más increíble, los bocados que dimos aquella pasada noche eran igual de maravillosos como las palabras que los describían.
Comimos mucho, y muy bien. Muchas risas acompañaron nuestros mordiscos, que se calmaban con vino muy bueno y muy bien servido.
Todo era un espectáculo en aquella maravillosa noche que será recordada por nosotros durante toda nuestra vida.
Hemos cenado de maravilla. La comida exquisita y el servicio inmejorable, gracias por hacernos pasar una velada ideal!! Volveremos!
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