Carlos Ángel Jiménez Martín-Consuegraºº
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Solo puedo decir... Cómo no he descubierto antes este sitio.
Facilidad para aparcar, bien ubicado... Pero todo esto es nada comparado con lo que te encuentras dentro.
Salón con decoración clásica y rociera, un trato familiar, servicio buenísimo... Y la comida.... uffff.
Hemos pedido una tortillita de camarones cada uno (de las de verdad, de las que llevan camarones y no masacote con dos camarones), y además un solomillo al cabrales (el pan calentito guardalo para la salsa, que está tremebunda) y un cachopo (normal, no me quiero imaginar cómo será el XL).
Yo aparte, una taleguilla de queso buenísima.
De postre la tarta de chocolate NEGRO con base de galletas. 100% casero y buenísimo. Mi novia la quiere para nuestra boda, solo digo eso.
Nos han invitado a un chupito al final.
Todo familiar, casero, cercano.... Repetiré segurísimo.
P.D.: La foto del cachopo está ya a la mitad.
Terraza maravillosa y salón grande y acogedor. Servicio atento, amable y educado. Me pareció genial que preguntáramos si queríamos pan (por cierto, tostadito y muy bueno).
Solomillo al cabrales y tapa de pimientos del piquillo con melva muy buenos.
Muy recomedable, nosotros repetiremos seguro. Como crítica constructiva, el precio del agua quizás algo superior al esperado (3 euros/litro)
Restaurante tradicional muy agradable en el centro del pueblo, tiene una amplia terraza y chimenea en el interior. En el menú tienen un buen producto a un precio ajustado, no tienen tapas pero sí ofrecen medias raciones. El servicio es ordenado, rápido y amable. A nosotros nos gusta mucho.
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