Lo primero de todo agradecer el trato recibido por parte de todo el equipo en especial a Germán , nos aconsejo y no fallo ! Todo espectacular , una elaboración espectacular, con mucho sabor y hecho con mucho amor .
La ensaladilla de sepia impresionante y la coca de 11, los arroces todos muy buenos , con mucho sabor , pero me quedo con el de lomo alto . De postre la torrija muy buena con pan brioche como tiene que ser jeje , no hagas caso a mi padre !! Espero volver pronto !!
Absolutamente fantástico. Un hotel-boutique diseñado minuciosamente y con un gusto exquisito. Cuentan con huerto propio, lo cual realza la visita obligada de su restaurante, Olea. Lo mejor, sin ápice de duda, de la zona. Visita más que obligada. Germán López, domina las brasas con destreza, sin embargo nosotros probamos la fideuá de pato con foie y el arroz de rodaballo, no sé cuál estaba mejor... increíbles ambos. Además nos deleitamos con: unos buñuelos de brandada de bacalao, crujientes y finos, una ensalada de tomate de su huerto y ventresca con una salsita que te volverá loco si mojas con el pan de masa madre que sirven calentito. Además, una ensaladilla de sepia súper original, una coca con higos y sardina ahumada que es una explosión de sabor, y unos mosquitos fritos con romesco que estaban de vicio (obligado pedirlos). Hay que pedir si o si la caballa, no hago spoiler, vais a flipar. Para los golosos elaboran una torrija de calabaza muy buena, sin embargo me quedo con la tarta de queso, mi favorita, cremosita y de 10!
Rematamos con un gintonic en la zona chill out, charlando con la brisa de los pinos y el mar, un lujo.
No dudéis en visitarlos, para nosotros ya se ha convertido en nuestro restaurante fetiche de Moraira, y van a dar mucho que hablar. Chapó!
Hemos disfrutado de nuestra cena. Quizá lo más flojo, fue la fideuà de pescado, pero los entrantes y los postres han estado espectaculares. El personal muy amable. El lugar muy bonito y tranquilo.
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